Domingo existencial      

Hace un par de años, cuando trabajaba y me daba el bolsillo para un auto; tenía la manía de todos los domingos comprar un porro a un trapito y luego ir de putas. ¿Porque el domingo? Pues nada más cercano a la melancolía del domingo cuando ya las visitas se han ido pero más cuando no tenés visitas como en mi caso. Iba cada vez a lugares distintos, había algo de morbo en lo que buscaba ya que no siempre elegía las más lindas, suponiendo que hayan mujeres feas algo que aprendí con el tiempo. Las levantaba en la calle o iba a puteros, esos que tienen la “cocina” lugar donde esperan las chicas, llenos de estampitas y dibujitos hechos por sus hijos, a ser llamadas para presentarse ante los clientes que con un dedo señalándolas y el “paso con vos” en la jeta eligen a su mujer durante unos trágicos minutos donde la soledad será centrípeta, metafísica, ontológica y los atrapará más que antes de haber consumido el sexo carnalmente prosaico  ya que ninguna soledad se asemeja a la que tenemos luego de estar con sexo pago, vacíos y sin saber a donde ir. En uno de esos domingos la veo a ella, flaquita y con unos pantalones ajustados, un escote atrevido ¿Qué buscas en cada noche, en cada esquina fría? Dame tu amor no tu cuerpo, quiero tus sueños no tu noche ni tu hastío pensé mientras me acercaba a ella. Se subió, hizo su trabajo y luego me pidió si la podía llevar a la YPF. La llevé pero no sin preguntarle a que iba, me dijo que a comprar una carga para su celular ya que quería escribirse con su marido que estaba en el penal. Vi algo en su ojos, no sabía que, pero me hizo regalarle un sanguche con una coca. Pasaron los años, de repente voy caminando por el centro y una desconocida me abraza como solo mi madre me a abrazado y me da un beso en la mejilla como pocos. No supe quien era pero me dijo soy Ivonne, aunque me llamo Sofía. Ahí no más entendí quien era y la ínsula azul de la poesía se hizo verbo, acción, todo cobro sentido hasta esa noche perdida en los vendavales de mi ya pasada juventud. El cielo fue más cielo y mi soledad algo bastante menor.

Para vos Ivonne, y a todas las Ivonne para que un día puedan dejar de inventarse nombres y para que la libertad impere en cada ser.

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