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El enfermero Estábamos pitando en cuarteto cada uno su tabaco (suerte la nuestra) en un pabellón del Sauce mientras los otros nos envidiaban los puchos, yo ensimismado en mis pensamientos y ellos contando anécdotas de internaciones anteriores. Cuando de repente escucho: ¡mirá!. Giro la cabeza y veo al interno cama de por medio masturbándose con mucha fuerza, todos nos reímos y no fue idea de uno de ellos de llevar al “Nico” con colchón y todo a la sala de las enfermeras. Así lo hicimos, avanzando torpemente con el furioso onanista. Cuando llegamos a las enfermeras estas empezaron a gritar y nos fuimos corriendo a nuestras camas. Se rumorea de todo en el pabellón, pero algo pasó que nadie cuenta y es que a partir de ahí el nico andaba con puchos y galletas ópera, bienes supremos en una internación. Uno de ellos quiso imitar al “Nico” y empezó a masturbarse, pero esta vez cuando lo llevamos estaba solo el enfermero Juan. Al otro día del plagio de “Nico” estuvo callado. Así pasaron las ...
    Adagio Fue una tarde lluviosa cercana al otoño, luego de unos mates me fui de la casa de mi amigo y mientras esperaba el bondi veo que una moto pasa un audi blanco en una maniobra riesgosa, llevando un porrón en la mano y con la otra manejando la moto, luego pasó el auto y le hice con   la mano como que estaba loco y ella que conducía el audi blanco me hizo seña con la cabeza que sí. A los segundos veo que hace marcha atrás, baja el vidrio y me dice: vas al centro? A lo que no supe responder rápidamente pero le dije sí antes de terminar de pensarlo. Íbamos callados en el audi, le pedí permiso de poner música con el celu y puse el adagio   del quinto concierto para piano de Beethoven, me dijo que como había adivinado que ella era pianista a lo que le respondí que no sabía y que lo puse por que me encanta. Le dije que yo había tocado en la filarmónica y en la sinfónica como trompetista antes de mi actual esquizofrenia, que ahora vivía de una pensión por discapaci...
Time is mommy Él con sus dientes arruinados y la luz que le están por cortar se va   a escuchar la orquesta en el teatro mayor para culminar la noche con un panchito de menos de 2 lucas. Ella, aburrida y cansada de estar en su casa con sus setenta y pico encima, se viste, se maquilla y se toma el bondi rumbo al casino. Es justamente ahí en el bondi donde ellos se juntan sin saberlo. Quizá por uno de esos juegos del destino los reunió ahí en el bondi. Él se paró a buscar la bajada mientras que ella ya estaba en la bajada. De repente la vió y se calentó de toque, ¡que mina! Se dijo, su presencia, su perfume exquisito y su bijou mezclada con el buen gusto para combinar los colores en un maquillaje finísimo sin exageraciones, con unos pechos prominentes y una ropa hermosa,   hacían de ella una mina infernal pese a su edad o incluso gracias a ella por la existencia de un cierto morbo que tiene algo edípico y algo de lujuriosa incestuosidad. “Sos hermosa” le dijo, la trató de “vos...
Terminal de Ómnibus  Diga el calor de una noche de verano, en la que promediaba la cuarentena de años si lo que digo es mentira. Érase que estábamos tomando unos porrones con Richard mientras hablábamos del transitar de la vida cuando de repente se apareció un tipo con una botella de líquido sospechoso y un hablar de jeringosa que no alcancé a comprender. Parecía un linyera pero estaba bien vestido. Richard lo saludó “como andás Rubencito” a lo que respondió en un hablar ininteligible. Al rato saco su celular y nos mostró su fiesta de cumpleaños. Veíase un amplio salón ampulosamente decorado, con sus sillas enfundadas y lleno de gente que lo aplaudïa mientras el Rubencito lloraba. Acto seguido, le mostró su numero de celular para que el Richard lo agendase ya que no sabía leer ni escribir por lo que luego Richard me dijo. Se puso pesado el Rubencito y el Richard le dijo que tenia que atender un negocio conmigo, que necesitábamos estar solos. Le preguntó al Richard donde quedaba l...
  Campos negros Días rojos “Quizá en una extraña dialéctica, ficcionalizar sobre la ficción sea una forma de hacer realidad lo antes ficticio” Estaba tomando un aguardiente con la chiruza del bulo mientras resonaba una viola con su fiel payador, de repente se empezaron a escucharse tiros, salí y vi al pobrerío amuchambrado agarrando billetes, pedazos de carne, pan que le tiraban unos jinetes encabezados por el mito de las pampas. El gentío gritaba y tiraba cuetes con sus chumbos al aire en señal de bienvenida. Se apeó y apenas entrado se le fueron todas las minas alrededor y el compadraje le invitaba un trago. Una vez sentado tomó su caña y se le fué la más guapa a sentarse en su rodilla. A los gritos ordenó al cantinero tragos para toda la paisanada de bulo. Salud! le gritaron mientras metía de un sorbo el vaso al buche. El Compañero de la viola dedicó unas payadas en la que decía: “Gaucho libertario, de facón justiciero que al pueblo defendés del patrón hijoputa y a los pobre...
    Caída Caigo en la memoria: esa laguna hechizada de profundidades inabarcables, me hundo en ella y habito extrañas latitudes iluminadas por aquietados astros y extintas estrellas. Mis pies arden al pisar la marchitada corteza, mis ojos cerrar no puedo, mi boca sólo recita antiguos poemas ya olvidados mientras que mis oídos oyen la guitarra de mi viejo. En un paraje incierto hayo mi niñez, en otro mi juventud y ambos me son incomprensibles, todo es húmedo y salado, las lágrimas pretéritas lo han destinado así. Avanzo un poco más y se yergue ante mi una torre donde habita ella, la mujer que amo obligada al encierro. Subo por las quebrantadas escaleras y cuando voy a abrazarla se desvanece. ¿Es acaso que el amor se me ha vedado? Abandono el calabozo y dejo el extraño país de mi memoria para ser yo de nuevo, pero cuando salgo de la laguna me encuentro en un océano de existencia que me oprime más todavía que la profundidad de la laguna y es así como vivo, como un sempiterno náuf...
  Domingo existencial        Hace un par de años, cuando trabajaba y me daba el bolsillo para un auto; tenía la manía de todos los domingos comprar un porro a un trapito y luego ir de putas. ¿Porque el domingo? Pues nada más cercano a la melancolía del domingo cuando ya las visitas se han ido pero más cuando no tenés visitas como en mi caso. Iba cada vez a lugares distintos, había algo de morbo en lo que buscaba ya que no siempre elegía las más lindas, suponiendo que hayan mujeres feas algo que aprendí con el tiempo. Las levantaba en la calle o iba a puteros, esos que tienen la “cocina” lugar donde esperan las chicas, llenos de estampitas y dibujitos hechos por sus hijos, a ser llamadas para presentarse ante los clientes que con un dedo señalándolas y el “paso con vos” en la jeta eligen a su mujer durante unos trágicos minutos donde la soledad será centrípeta, metafísica, ontológica y los atrapará más que antes de haber consumido el sexo carnalmente ...